Cada vez con más frecuencia hay personas que están interesadas en los
cadáveres. Cualquiera de ellos, puede llegar a valer más de dieciocho
mil euros.
Durante siglos, los médicos han necesitado cuerpos sin vida donde
experimentar y practicar los avances de las nuevas técnicas clínicas y
quirúrgicas. La revolución en el campo de la cirugía ha originado que
muchas de las partes de un cuerpo sean útiles tras la muerte de una
persona.
Es un negocio lucrativo, pero las grandes ganancias proceden de los
tejidos para trasplantes, un campo donde el cadáver humano obtiene
verdadero valor.
Cada año, en todo el mundo hay millones de individuos que se reparan
el cuerpo utilizando repuestos adquiridos de otros cuerpos. Hablamos de
una industria que mueve miles de millones de euros y que está creciendo
muy deprisa. Tan sólo en Estados Unidos se llevan a cabo un millón y
medio de intervenciones anuales de trasplantes de tejido.
Esto ha originado una insaciable demanda de tejido humano, pero como
no hay suficientes donantes para satisfacer las solicitudes, se ha
desarrollado un mercado negro de profanadores de cuerpos. Personas que
harían cualquier cosa para conseguirlos.
Actúan en los tanatorios, en los depósitos de cadáveres o en los
hospitales, lugares donde el acceso a los cuerpos es sencillo. La
deficiente legislación y la ética nula de los comerciantes sin
escrúpulos facilita el robo de cadáveres para su posterior venta.
¿Cuánto vale tu cadáver? muestra que una de las consecuencias más
terribles y peligrosas de la profanación de los cuerpos es la
reutilización de implantes de dudosa procedencia a personas sanas por el
consiguiente riesgo de contagio de enfermedades.
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