Los distintos asedios, la precariedad de la zona, el tenue desarrollo industrial han hecho de los gaditanos unos maestros en el arte de la supervivencia: el mar, la cultura y el humor sus principales armas; ahí está el carnaval más importante de toda la península. Pero da gusto visitar sus mercados, bañarse en sus playas y sobre todo, pasear por sus calles y plazas, por el barrio del Pópulo y el Mercado de las Flores.
La decoración trepidante del casino, el interior isabelino de la Diputación, el Teatro romano, el castillo de Santa Catalina que al igual que muchas iglesias parece Sudamérica en estado puro, los ficus gigantes de la Alameda, el Oratorio en el que se proclamó la Constitución de 1812, el centenar de torres vigías que aún se conservan, el "vaporsito del puerto", los mil bares en los que se escucha buen flamenco, se disfrutan las tapas o se cuenta un buen chiste. Todo eso, aderezado con luz, es el Cádiz de nuestro documental.
Publicar un comentario